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Bienvenidos a la nueva edad de oro de las comedias románticas: "La posibilidad de un final feliz para esos personajes nos ofrece esperanza para nosotros mismos"

Bienvenidos a la nueva edad de oro de las comedias románticas: "La posibilidad de un final feliz para esos personajes nos ofrece esperanza para nosotros mismos"

Durante años, decir que una película era "para chicas" sonaba a insulto encubierto. Bastaba con que una historia girara en torno al deseo femenino, los cotilleos con amigas y un armario con más zapatos que traumas infantiles para que fuera automáticamente relegada al rincón de lo frívolo, lo intrascendente, lo menor. Pero el estreno de Materialistas, protagonizada por el irresistible triángulo Dakota Johnson-Pedro Pascal-Chris Evans, irrumpe este verano como la prueba de que las comedias románticas están viviendo un segundo (o tercer) despertar. Más irreverentes, más conscientes de sí mismas y más ambiciosas.

Sean bienvenidos a la nueva ola de las chick flicks.

"El propio término ya es una declaración de intenciones. Significa, de manera muy informal, chica o pava en español. Son películas, series y libros que en muchos casos han resultado ser auténticos fenómenos comerciales y con una popularidad que ha perdurado durante décadas, pero se consideran generalmente de baja calidad narrativa por el público al que estan dirigidos", explica Pilar Baradat, investigadora predoctoral FPU de Comunicación en Blanquerna, centro de la Universidad Ramón Llull.

El fenómeno chick flick surge a partir de la llamada cultura chick, formada por una serie de manifestaciones de cultura popular de finales de los 90 y principios de los 2000 en Estados Unidos y Reino Unido, especialmente centradas en mujeres jóvenes de clase media. Apunta Baradat, quien desarrolla su tesis doctoral en torno a este tema, que "la ficción audiovisual y escrita chick es una de las formas más claras de manifestación de esta tendencia cultural, pero también forman parte de esta cultura revistas para mujeres, cierto tipo de música e incluso algunos modelos de coche creados en esa época".

"El mayor problema de clasificar automáticamente este tipo de contenido como historias para chicas es que en esencia, desvaloriza el contenido. Se etiqueta este tipo de contenido como si todas las obras que recurren a los sentimientos o al romance tuviesen automáticamente menos rigor artístico simplemente por estar dirigido a un público mayoritariamente femenino", comenta Bel Bárez, docente y creadora de contenido literario en TikTok. "Lo único que se sigue reforzando es la idea de que esta clase de ficción es superficial o trivial, cuando muchos de estos contenidos abordan temas muy profundos desde un punto más emocional".

La visión trivial de este tipo de ficciones proviene de una vertiente cinematográfica escapista, de evasión de la realidad, en contraposición a las historias más serias. En resumen: buscamos series y películas de encefalograma plano, que nos hagan desconectar la mente del estrés y el frenetismo cotidiano. Pueden ser novelas turcas, de esas que amenizan las tardes de nuestras abuelas, o romcoms ñoñas que ver en pareja, como Notting Hill o Love Actually.

"Estamos en un momento socioeconómico complicado e, históricamente, siempre que sucede esto, se produce el auge de según qué géneros dentro de la industria del entretenimiento. Como sucedió con la comedia alocada tras la Gran Depresión de los años 30, ahora el público también favorece las ficciones con elementos escapistas, especialmente en el caso de la romántica", señala Berta F. del Castillo, Digital Communications Manager en Freemantle España. La periodista cultural y crítica de cine y series también cree que, gracias a la democratización propiciada por las redes sociales, "se trata de un género mucho más recomendado, cosa que no pasaba cuando el monopolio de la opinión recaía en unos críticos que no suelen valorar demasiado positivamente este tipo de propuestas".

Comfort series, cozy fiction... existen muchos términos anglosajones para definir lo mismo: productos audiovisuales con tramas sencillas, personajes que generen empatía y escenas memorables que nos sirvan de abrazo en los días grises. Del Castillo pone el ejemplo de Las chicas Gilmore: "Se estrenó hace más de dos décadas, pero muchos espectadores la siguen descubriendo y disfrutando hoy en día. En este caso, al escapismo se une ese sentimiento nostálgico que la han convertido en un visionado anual obligado".

Bárez considera que buena parte del enganche "es la posibilidad de un final feliz para esos personajes con los que nos sentimos tan identificados, lo que nos ofrece esperanza para nosotros mismos". Entonces... ¿estamos cansados de la ficción más sesuda? "Todo lo contrario, muchos seguimos disfrutando de historias profunda y complejas, que nos hagan reflexionar y que nos dejen pensando en ellas durante mucho tiempo. Ambos estilos conviven en armonía, cada uno aporta cosas diferentes y creo que esa es la clave. No es una cuestión de reemplazo, sino de equilibrio".

Pedro Pascal y Dakota Johnson bailan en 'Materialistas'
Pedro Pascal y Dakota Johnson bailan en 'Materialistas'E. M.

Desde las populares Sexo en Nueva York o Gossip Girl hasta Emily en París, entre la sátira social y el escapismo ligero, las ficciones chick también han sido objeto constante de críticas debido a la forma superficial o estereotipada en la que representan a las mujeres. "A menudo idealizan el amor romántico y promueven modelos de comportamiento que no coinciden con los valores feministas promovidos en décadas anteriores", sostiene Baradat. "Estas características están estrechamente relacionadas con el contexto en el que surgieron: el auge del posfeminismo, una corriente que, si bien retoma ciertos elementos del feminismo, también celebra la feminidad tradicional y el individualismo, dejando de lado muchas de las luchas colectivas del movimiento original".

Tras su época dorada, comprendida desde finales de los 90 a 2007, hubo una decaída importante en su producción. Una tendencia que se ha revertido en los últimos años. ¿La razón? Aunque Hollywood parezca obsesionado con superhéroes y multiversos, plataformas de streaming como Netflix o Prime Video llevan tiempo apostando por contenidos que recuperan los códigos de la comedia romántica clásica, desde The Bold Type a El verano en que me enamoré. Cualquiera menos tú, el inesperado taquillazo protagonizado por Sydney Sweeney en 2023, recaudó más de 220 millones de dólares partiendo de un presupuesto diez veces menor. "Su éxito económico deja clara esa popularidad que se extendió como la pólvora en redes sociales, especialmente en TikTok, confirmando que eran muchos los espectadores dispuestos a consumir este tipo de historias", dice Del Castillo.

La clave del éxito: una mezcla perfecta de nostalgia noventera, empoderamiento suave, cuerpos bonitos, diálogos rápidos y una estética que convierte cada plano en una cuidada story de Instagram. Pero, ¿han cambiado algo en los últimos 20 años? "Las nuevas producciones intentan ser más inclusivas. Destacaría el caso de Bridgerton como representante de la romántica escapista actual: incluso siendo una historia de época, gran parte del elenco no es blanco, algo de lo que pecaban muchas de las ficciones chick del pasado. Con todo, los temas centrales, el protagonismo femenino y el público objetivo de estas series sigue siendo similar al que veíamos hace 25 años", zanja Baradat.

Y es que la ficción hecha para mujeres (importante el para, no siempre por) no es nada nuevo. En el plano literario, la reina madre de este subgénero sería Jane Austen, allá por el siglo XVIII. Una autora que tuvo que usar pseudónimos y cuya obra fue denostada por hablar de temas relevantes para las mujeres. También ocurría con los weepies, melodramas del siglo pasado enfocados a un público femenino.

Baradat explica que estas obras usan unas fórmulas narrativas conocidas y que funcionan repetidamente: "Es común que, en los libros de chick lit, la pareja principal rompa la relación en el tercer acto, todo ello para que en el desenlace puedan crear ese final apoteósico en el que se reencuentran y solucionan sus problemas. Es algo que prevemos, y que, aun así, funciona para explicar la historia".

Tampoco es reciente la apuesta por las adaptaciones literarias para reflotar la industria. El diario de Bridget Jones, con cuatro entregas, o El diablo viste de Prada, con una secuela en camino, son solo algunos ejemplos de ficciones chick que adaptan novelas superventas. ¿La última? Mi año en Oxford, la baza estival de Netflix: una dulce amalgama de clichés que se torna en drama lacrimógeno.

Actualmente, la mayoría de las adaptaciones de libros proceden de Wattpad -la plataforma mundial de lectura y escritura novel-, tales como la saga After, Culpa Mía o A todos los chicos de los que me enamoré. El bum del BookTok también ha influido en gran medida a editoriales y autoras a la hora de vender los derechos para convertir su obra en un taquillazo.

"Muchas de las historias que han sido adaptadas ya contaban con una base muy grande de fans, lo que ha ido generando mucha expectativa y mucho interés tanto del público que ya conocía estas historias como de un público nuevo. Las plataformas de streaming han sabido aprovechar su atractivo para atraer la atención tanto de adolescentes como de adultos a través de las redes sociales", opina Bárez, que se confiesa una lectora empedernida de esta clase de novelas.

Sydney Sweeney y Glenn Powell, en un momento de 'Cualquiera menos tú'
Sydney Sweeney y Glenn Powell, en un momento de 'Cualquiera menos tú'E. M.

Concuerda con ella Del Castillo, quien incide en que las plataformas necesitan producir nuevas ficciones con una celeridad que no se corresponde con la televisión tradicional, siguiendo una lógica cuasi fordista. Recurrir a tramas ya desarrolladas y que tienen un éxito probado es, para ellas, una propuesta más que suculenta: "A esto hay que unir el entusiasmo de los fans del género en el mundo literario, un grupo fácilmente transformable en fieles espectadores".

Dicho todo esto... ¿estamos ante una nueva edad de oro de las comedias románticas? Según Baradat, el estreno veraniego de Materialistas no es un hecho aislado ni irrelevante, especialmente por quien se encuentra detrás de la película. "Estamos acostumbrados a que las empresas detrás de las ficciones chick sean majors de Hollywood o plataformas. Esta, en cambio, ha sido distribuida por A24, referente en el panorama del cine independiente, y dirigida ni más ni menos que por Celine Song, directora de Vidas pasadas". Con un perfil alejado del cine más comercial, Song acaba de ser anunciada como guionista de la secuela de La boda de mi mejor amigo, algo que señala el interés del sector por apostar para este tipo de producciones con autoras de primer nivel. "Podríamos decir que nos encontramos ante una posible nueva era de la ficción comercial para mujeres, sí", concluye la investigadora.

Para Bárez, en cambio, este tipo de historias nunca han pasado de moda: "Sí es cierto que quizás hayan tenido sus momentos de mayor o menor visibilidad, pero siempre han estado presentes, ya que las personas conectamos mucho con ellas. El deseo de reírse de uno mismo y de situaciones de la vida cotidiana es algo que nos enriquece mucho"

Este nuevo auge de la ficción rosa demuestra que las historias para chicas -que nunca lo fueron solo para chicas- siguen siendo una ventana privilegiada para hablar del amor, la identidad, la ambición y el deseo. Con humor. Y también con vestidos y zapatos bonitos, por qué no.

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